viernes, 15 de enero de 2010

Lugar bien ganado

Julio habló de recopilar vivencias personales como una forma de darle vida al blog, y yo creo que hay algo que es personal y es a la vez patrimonio del grupo, y que merece ser profundizado: el recuerdo de María Luz.
Particularmente, prefiero recordarla con vida, porque ella se comprometió intensamente con cada situación que le tocó vivir. Los que la conocieron saben que fue una bellísima persona: abierta, franca, comprensiva, sumamente inteligente y con una fuerte vocación de servicio; buena gente.
Su vida no fue fácil: aunque siempre contó con la fuerza y el amor de Lita, creció sin su papá (muchas veces me habló de cosas de él que le habían contado; se aferraba a esos datos como una forma de armar internamente su imagen). Después, con el correr de los años, la vida le hizo un hermoso y merecido regalo al nacer Beatriz, su hermana, a la que amó con todo su corazón.

Siempre creí que los seres queridos que dejamos de ver con los ojos físicos, no se van del todo; que su esencia (hecha de pura luz) se queda cerca, y nos acompaña, y que, cuando lo necesitamos, nos consuela. Claro que nosotros tenemos que hacer algo para que eso ocurra: debemos hacerle lugar en nuestro corazón. En el mío (de más está decirlo) María Luz ocupa un lugar de privilegio.

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